miércoles, 21 de noviembre de 2012

Presentación del álbum “Porfiado”, El Cuarteto de Nos.



Aline Robles   @alinerockbles

Miércoles 14 de noviembre del año del fin del mundo, Lunario del Auditorio Nacional, Paseo de la Reforma, 9.10pm.  Estamos en el pre-concierto (que yo defino como la modalidad musical del pre-copeo),  de frente está el escenario vacío, y los cientos de fans (desde los que tienen menos de 20 años hasta los que tienen más de 40) corean expectantes “Cuarteto… Cuarteto… Cuarteto…”. Avanzan los minutos y siento como la energía sube, como esa emoción previa a que el escenario se llene de música se hace presente; volteo a mi alrededor y es como una fiesta, gargantas listas para cantar (porque hay de pre-conciertos a pre-conciertos!).  Se encienden las luces y con “Algo mejor que hacer”, la tan querida y esperada banda uruguaya El Cuarteto de Nos, hace su aparición en el escenario para presentar su último álbum: Porfiado.

Y por que son tan especiales? En lo personal me reconozco como relativamente “nueva fan” de esta banda que vio sus inicios a principios de la década de los 80’s (yo empecé a escuchar a El Cuarteto en la época del disco Raro, por ahí del 2006), y que a lo largo de estas décadas ha tenido la capacidad de evolucionar, de expresar íntegramente cada uno de los momentos que como banda y personas han atravesado, y sobre todo, de mantener la misma capacidad interpretativa y expresiva. Por eso son especiales! porque es una banda que te llega por supuesto, por la música pero de manera crucial, por sus letras. Letras que van de la irreverencia al sentido común, que tocan las verdades que nadie dice, letras de aguda crítica social y de la burla personal más expuesta y honesta; porque solo una banda honesta es capaz de conectar con su público de esta manera.

La presentación incluyó un  setlist fenomenal, con canciones de su nueva producción como “Lo malo de ser bueno”, “Cuando sea grande”, “Solo estoy sobreviviendo”, “Todos pasan por mi rancho”, “Buen día Benito” y grandes (grandes!) éxitos como “Ya no se que hacer conmigo”, “Lista negra”, “Nada es gratis en la vida”, “Pobre papá” (interpretada como siempre increíble por Santiago Tavella) y por supuesto el cierre esperado con “Yendo a casa de Damián”, “Me amo”(digna de diván de psicólogo) e “Invierno del 92”.

En más de veinte canciones Roberto Musso, con esa característica voz que rima y rima hasta taladrarnos la conciencia, Santiago Tavella al bajo, Alvaro Pintos en la batería, Gustavo Antuña en la guitarra y Santiago Marrero en los teclados, nos hicieron amar de nuevo su corrosivo estilo musical, su poder en el escenario, sus múltiples provocaciones, sus humanas contradicciones y la manera de entregarse a un público mexicano y uruguayo que se hizo presente para cantar, declarar, gritar y desahogar porque…  ¿Quién no ha ido al psicólogo, al teólogo, al astrólogo, al enólogo…? ¿Quién no ha dudado de algo fácil porque nada es gratis en la vida? ¿Quién no conoce a un padre deprimido que no quiere trabajar? ¿Quién no ha caído en el narcisismo extremo y se ha amado como la Tierra al Sol?… Y ¿Quién no se perdió yendo a la casa de Damián?


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