miércoles, 27 de febrero de 2013

RESEÑA THE MACCABEES EN EL PLAZA CONDESA

@alinerockbles

Lunes a las 8.30pm, me veo con un vaso doble de cerveza obscura en la mano derecha. Eso sólo puede significar dos cosas: que el fin de semana aún no termina o que hay concierto; porque no hay mejor manera de comenzar la semana que con música en vivo.  The Maccabees, la agrupación originaria de Brighton Inglaterra, hacía su segunda visita a nuestro país después de una muy exitosa presentación en el pasado Corona Capital en 2012, que disfrutamos con cómodas visiones soleadas ante la promesa de la banda de regresar pronto, pacto que se cumplió este 25 de febrero.

La cita era 9pm, los encargados de abrir el show fueron la banda mexicana Suave as Hell (justo cuando cruce la puerta del Plaza escuché “a perfect shot, my heart exploded” de su canción Maravillas (mi favorita!), y tomé eso como una señal de que la se trataría de una gran y especial noche.

El ambiente en el recinto, parecía hasta cierto punto  un capítulo más de “Nosotros los hipsters”  mezclado con mood Godinez, por todos aquellos adultos contemporáneos que no tuvimos tiempo de ir a cambiarnos por un atuendo más ad-hoc para la ocasión; pero todos eso sí, con esas caras de ganas, de saber que la espera estaba por terminar, justo a las 9.15pm cuando las luces azules invadieron las pupilas de los asistentes, reflejando las siluetas de Orlando, Hugo, Felix, Rupert y Sam que con grandes ovaciones fueron recibidos, dando inicio a la noche con William Powers de su segundo álbum “Wall of arms”.

(Hago una pausa para recordar). En algún punto de la rola cerré los ojos. Me di cuenta que las luces azules se podían colar a través de mis párpados,  y  abri los ojos cuando escuché el inicio de  Feel to follow, canción en la  que por supuesto y con toda mi garganta me aventuré a corear la sabia frase“… It’s never too late… until it’s too late”,  y así en el frenesí que te lleva de la tranquilidad a la saturación auditiva con la que termina esta canción,  ilusamente pensé que Ayla haría su aparición, pero fue la gran canción ausente de la noche. Después siguieron Wall of arms, Young Lions y Forever I’ve known  dando el toque justo de psicodelia y explosión de batería que necesitábamos,  y que solo fue superada por la tremenda  Go, en la que invadida por todos y cada uno de los sonidos, tuve una revelación: pensé que la música es eso, eso que entra por los oídos y sale por los poros en forma de escalofrío.

Avanzando a la recta final, en una vuelta al tiempo, la banda tocó rolas de su primer álbum como First Love y X-Ray (para el fan cute que todos llevamos dentro), volviendo a Child y Grew up at midnight del “Given to the wild” editado en 2012. Nuestro encuentro con The Maccabees estaba a punto concluir una  hora y cuarto después, cuando entre aplausos y gritos, una de las  rolas más queridas dio inicio al encore, Toothpaste Kisses (con silbidito incluido) fue coreada en una sola voz (seguro muchos recordamos como sonó con Florence Welch una tarde calurosa de octubre en el Corona Capital) a la que siguieron Heave y para la última, la banda puso toda su energía  en Pelican, con la que nos deshicimos en aplausos, frente a los rostros sonrientes de los músicos ingleses que agradecieron a México su entrega y nuevamente (y para nuestro beneplácito) prometieron pronto regresar.
 

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